
Si tuviera que pedir dos deseos en este preciso instante, sería que debajo de mi almohada cabieran unos miles de deseos más, junto con un cigarro de canela, de esos que solía fumar con un ser cuyo nombre comenzaba con g de gaviota.
"No hay nada que un cigarro y una taza de té pueda curar.
Hasta aquí llegó la señorita buenas notas y piel de princesa. Hasta aquí llegaste Maribel."
Son las únicas palabras que ocupa mi cerebro estos días, las ansias de plantar mis pies descalzos y mi ombligo desnudo ante más de unas treinta personas, con la música que va sonando, contando los días para que mi ciclo menstrual al fin llegue, y mis pestañas dejen de acortarse a causa del encrespador, quiero verme tan blanca como una hoja de papel, tan radiante como esos papeles navideños que están tan repetidos. quiero encontrarle un sentido a esto, a mis inútiles ideas que no calzan unas con otras, quiero verdaderamente encontrarme, reencontrarme con mi pueblo chillán, acarrear vacas que según mi tata, no es mi fuerte. quiero aprender hacer las sopaipas de mi abuela, que sin amor definitivamente no quedan, por las noches ir a esconderme al baño, y sentirme sola otra vez. (a salvo) ponerme a escribir como loca sin que nadie me pregunte que porquerías escribo. después de un "café" que sin embargo es "té", la mala costumbre de mi abuelita llamarle así.. ver las últimas teleseries chilenas que mayoritariamente es sólo sexo. sentir las miradas incómodas, y acostarme. los días siguientes sentir el viento correr, como un airecito frío y cosquilloso. mirar fotografías en que la sonrisa de c no se despegaba de mis mejillas coloradas por efecto del sol primaveral. bah, ya es verano, es cierto, y no quiero contar los días para reencontrarme con esos rostros largos, con áquel 17, o 15 de enero que odiaré si sale electo el viejo naríz de tucán. que sólo quiero reencontrarme con el destino, que muchos odiaron, u odiarán, y aún siguen siendo su esclavo.
por lo menos siento que no he caído totalmente en la monotonía, y si, me queda algo de esperanza.